EUROPA
PRESS
21 abril
2017
Un nuevo estudio de la Escuela de Medicina Icahn en Monte Sinaí,
en Estados Unidos, proporciona importantes conocimientos sobre cómo el cuerpo
regula su producción de calor, un proceso conocido como termogénesis que
actualmente está intensamente estudiado como un objetivo para el tratamiento de
la diabetes y la obesidad en los seres humanos.
Aunque
los investigadores apuntaron previamente la hipótesis de que los macrófagos,
una clase de glóbulos blancos, jugaba un papel importante en la termogénesis,
el nuevo estudio sugiere que el principal impulsor de la termogénesis es el
sistema nervioso simpático, que es controlado principalmente por el cerebro,
como se detalla en un artículo publicado este lunes en la edición digital de 'Nature Medicine'.
El
equipo de investigación de Mount Sinai
dirigido por Christoph Buettner, autor principal del
estudio y profesor de Medicina (Endocrinología, Diabetes y Enfermedades Óseas)
en la Escuela de Medicina Icahn en Mount Sinai, se centró en las catecolaminas,
hormonas liberadas por el sistema nervioso simpático para activar el tejido
graso marrón.
El
tejido adiposo marrón es un tipo de tejido graso que quema energía para
producir calor y mantenernos calientes. Las catecolaminas
también pueden convertir el tejido graso blanco, el tipo más familiar de tejido
graso que almacena los lípidos, en un tejido que se asemeja a la grasa marrón.
Los investigadores probaron si los macrófagos podrían proporcionar una fuente
alternativa de catecolaminas, como se había propuesto
en los últimos años.
El cerebro y el sistema nervioso simpático,
relevantes para entender el metabolismo
"La
termogénesis es un proceso metabólico que recibe mucho interés como un objetivo
farmacológico que permite quemar energía y, por lo tanto, reducir la obesidad y
mejorar la diabetes. Resulta que los macrófagos no son tan importantes, ya que
son incapaces de hacer catecolaminas, pero claramente
lo es el cerebro a través del sistema nervioso simpático", dice Buettner. "Por lo tanto, es muy importante estudiar el
papel del cerebro y del sistema nervioso simpático cuando se trata de
comprender el metabolismo", añade.
La
capacidad de generar calor es fundamental para la supervivencia de los animales
de sangre caliente, incluidos los humanos, ya que previene la muerte por
hipotermia. "Esta presión evolutiva dio forma a la biología de los seres
humanos y la de otros animales de sangre caliente y, en parte, puede explicar
por qué los seres humanos son susceptibles de desarrollar diabetes en el medio
ambiente en el que vivimos", señala Buettner.
A su
juicio, aunque se ha invertido mucho esfuerzo en dirigirse al sistema
inmunológico para curar la diabetes y la resistencia a la insulina, todavía no
hay fármacos anti-inflamatorios que se haya
demostrado que funcionan bien en los seres humanos con enfermedad metabólica.
"Nuestro estudio sugiere que tal vez la clave para combatir los efectos
devastadores de la diabetes y la obesidad en los seres humanos es restaurar el
control de la termogénesis y el metabolismo mediante el cerebro y el sistema
nervioso autónomo", concluye.